La inmobiliaria en Lima: un encuentro desde los 80´s.

Hace cuatro décadas, en la década de 1980, Lima era una ciudad en transición, experimentando cambios significativos tanto en su desarrollo urbano como en su dinámica inmobiliaria. La ciudad, que ya había crecido considerablemente desde mediados del siglo XX, enfrentaba desafíos derivados de la migración masiva desde las zonas rurales hacia la capital, lo que tuvo un impacto profundo en su estructura urbana y en el mercado inmobiliario.

Expansión Urbana y Barrios Emergentes

En los años 80, Lima vivió una expansión urbana acelerada, especialmente en sus periferias. La migración masiva de personas provenientes de diferentes regiones del Perú, en búsqueda de mejores oportunidades económicas y huyendo de la violencia en el interior del país, llevó a la creación de asentamientos informales o «pueblos jóvenes». Estas nuevas comunidades surgieron principalmente en las laderas de los cerros y en terrenos baldíos alrededor de la ciudad.

Este fenómeno cambió radicalmente la estructura de Lima, pasando de ser una ciudad relativamente compacta a una metrópoli extendida, con barrios emergentes que luego se consolidarían como distritos importantes. Lugares como Villa El Salvador, Comas, San Juan de Lurigancho, y Villa María del Triunfo, que hoy son partes integrales de Lima, comenzaron como asentamientos marginales.

Mercado Inmobiliario y Vivienda

En cuanto al mercado inmobiliario, en los 80 no existía la explosión de edificios residenciales de gran altura que caracteriza a Lima hoy en día. La construcción de viviendas estaba más enfocada en desarrollos horizontales, con casas unifamiliares predominando en los nuevos barrios. Sin embargo, la alta demanda de vivienda impulsó la aparición de proyectos de vivienda social promovidos tanto por el Estado como por el sector privado, aunque muchas veces de manera insuficiente para cubrir las necesidades de la creciente población.

El mercado inmobiliario era más accesible en términos de precios comparado con la actualidad, pero la informalidad y la falta de servicios básicos como agua y electricidad en los nuevos asentamientos eran problemas comunes. Esto llevó a que muchas familias tuvieran que construir sus hogares de manera progresiva, con estructuras iniciales muy básicas que se iban mejorando con el tiempo.

En cuanto al mercado inmobiliario, en los 80 no existía la explosión de edificios residenciales de gran altura que caracteriza a Lima hoy en día. La construcción de viviendas estaba más enfocada en desarrollos horizontales, con casas unifamiliares predominando en los nuevos barrios. Sin embargo, la alta demanda de vivienda impulsó la aparición de proyectos de vivienda social promovidos tanto por el Estado como por el sector privado, aunque muchas veces de manera insuficiente para cubrir las necesidades de la creciente población.

El mercado inmobiliario era más accesible en términos de precios comparado con la actualidad, pero la informalidad y la falta de servicios básicos como agua y electricidad en los nuevos asentamientos eran problemas comunes. Esto llevó a que muchas familias tuvieran que construir sus hogares de manera progresiva, con estructuras iniciales muy básicas que se iban mejorando con el tiempo.

El Centro de Lima y Distritos Tradicionales

El centro histórico de Lima, que había sido el corazón de la ciudad durante siglos, comenzó a perder relevancia como centro residencial a medida que las familias más pudientes se trasladaban a distritos más alejados y tranquilos, como Miraflores, San Isidro y La Molina. Estos distritos se convirtieron en las nuevas zonas residenciales de clase media y alta, con un auge en la construcción de viviendas modernas y mejores infraestructuras.

El centro de Lima, por su parte, sufrió un proceso de deterioro, con muchos edificios antiguos cayendo en desuso o siendo ocupados de manera informal. Este fenómeno de «decadencia urbana» también afectó a otros barrios tradicionales como Barrios Altos y Rímac, donde la falta de mantenimiento y el crecimiento desordenado llevaron a un marcado contraste entre las zonas más modernas y los sectores antiguos de la ciudad.

Infraestructura y Servicios

Durante los 80, Lima todavía carecía de una infraestructura adecuada para soportar su rápido crecimiento. La red de transporte público era limitada y el tráfico comenzaba a convertirse en un problema cada vez más grave. La ciudad estaba lejos de tener la cobertura de servicios básicos que se observa en la actualidad, y la falta de agua potable, electricidad y alcantarillado en los nuevos barrios era una realidad para muchos limeños.

Sin embargo, fue en esta década cuando se empezaron a planificar algunos de los grandes proyectos de infraestructura que cambiarían el rostro de Lima en las décadas siguientes, como la expansión de la red vial y la construcción de nuevas avenidas y carreteras para mejorar la conectividad de la ciudad.

Conclusión

En resumen, hace cuarenta años Lima era una ciudad en plena transformación, marcada por una expansión urbana desordenada, la proliferación de asentamientos informales, y un mercado inmobiliario que intentaba adaptarse a las nuevas realidades sociales y económicas. Esta época sentó las bases para el desarrollo futuro de la ciudad, con desafíos que aún persisten, pero también con oportunidades que definieron el crecimiento de la capital peruana.